La Habana de mente... O de chocolate

Los actores cubanos Alejandro Piar y Antonio Arroyo, pondrán en escena la obra "La Habana de mente... O de chocolate", una pieza teatral que no sólo se trata de una comedia del absurdo, capaz de arrancar risas sino que también ayuda a reflexionar, a pensar ideologías y a poner en juego los sentimientos.
La obra, que se inicia con monólogos aparentemente inconexos, demuestra en su transcurrir que todo está unido, que allí nada es porque sí.
Todo cierra y cada pieza encaja al unirse las dos puntas, los dos personajes "Anteo" y "José", al culminar la obra.
"ANTEO"
"Anteo" es interpretado por Alejandro Piar. Se trata de un vagabundo religioso vendedor de escobas, arrastrado por las calles de una Habana - que bien podría ser cualquier ciudad - que siente profundamente. "Anteo" cojea de una pierna y se le notan los años de soledad. "Anteo" es, a su vez, habitado por otros dos personajes: "Julián", poeta frustrado que añora la poesía del siglo XIX. "Julián" es un ser triste, y su tristeza es capaz de hablar del amor ciego y hacer emocionar con su sensibilidad. Y el otro personaje que interpreta el actor, y que también se halla metido dentro de "Anteo", es "Ñico", un cubano hedonista, a quien no le gusta trabajar y que sólo piensa en las mujeres y las fiestas. A su
manera, también añora otra Habana, otros tiempos, en definitiva, otro lugar.
"JOSÉ"
De mameluco naranja, histriónico, el actor Antonio Arroyo interpreta a "José", el profesor de informática obsesionado con la "mierda" y la falta de papel para quitársela de encima. Arroyo hace reír y pensar con una actuación que invita a reflexionar sobre qué clase de mundo es el que habitamos, qué clase de vida llevamos. "José" cuenta que su abuela se había jurado mantener siempre transparente el agua del inodoro, algo no tan fácil en medio de restricciones. "José" habla de un "cubo azul" con el cual su abuelita hacía correr el agua en el inodoro, un "cubo azul" que volverá de manera inesperada hacia el final de la actuación. "José" vivencia la falta de papel higiénico como una tragedia nacional. Para este profesor informático, la obsesión no pasa por conocer las nuevas tecnologías sino por esa "mierda" que debe limpar. Quitarla de un mundo que lo cercena. Y tan obsesionado está con la falta de papel y las reglas drásticas de su abuelita, que hasta se atrevió a hacerle un "rap" que Arroyo interpreta alegre, festivo, sin dejar de lado la reflexión. Sin duda alguna, la obra vale la pena ser vista.

No siempre se tiene la oportunidad de ver un exelente espectáculo, una pieza teatral actuada por "actores" que bien merecen ese título.

Ficha técnico artística
Actúan:
Antonio Arroyo, Alejandro Piar
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