Carne de oriente

MIRNA hace cola en la vereda con el fin de conseguir entradas para el recital de El Beto, un mítico cantante de rock al estilo de los ochentas del que ella es devota confesa. Madre soltera de una nena adolescente, se las ingenia para seguir a su ídolo a las giras que realiza por el país mientras la abuela se queda al cuidado de su hija.

Rápidamente se hace compinche de la mujer de la carpa de adelante, a la que toma como muda confidente de su filosofía, su particular adoración por El Beto, sus frustaciones y esperanzas, en una perorata continua que parece temer al silencio. La espera del encuentro con el hombre adorado se convierte en una oportunidad para hacer una nueva amiga y reflexionar sobre la vida, y no le evita verse envuelta en inconvenientes de todo tipo con el resto de los fanáticos que esperan en el improvisado barrio de carpas.

Llega la noche esperada. Mirna se adentra en el éxtasis de luces y guitarras, plena de expectativa. Acaso las fantasías urdidas en la vigilia se hagan realidad.