Paisaje Fracturado

Paisaje Fracturado es una historia íntima, sobre la amistad, la lealtad y el paso del tiempo.

Lopezarrubla es Alejandro; dos amigos que tras diez años de separación se re- encuentran, pero a esta visita también regresan los miedos, las preguntas y reproches; además se verán enfrentados a situaciones por las cuales ya pasaron a través de un tercer personaje, interpretado por el actor Daniel Diaza, quien les refresca el pasado. Tres hombres que desnudan sus almas, siendo fieles a un pacto de amistad que perdura a través del tiempo.

Paisaje Fracturado es la historia de Javier encarnado por Rafael Zea, dueño de una inmensa casa en el barrio de Palermo, quien durante una década de soledad y nostalgia, revive a través de objetos los recuerdos de un tiempo mejor. Tras diez años de espera recibe la visita de su amigo Alejandro, interpretado por Milton Lopezarrubla, pero lo que era un encuentro lleno de sorpresa y emoción poco a poco va dilucidando profundas heridas, rencores y preguntas sin respuesta; además se ven enfrentados a situaciones por las cuales ya pasaron a través de un tercer personaje, Andrés interpretado por el actor Daniel Díaza. En la obra el misterio permanecerá latente ¿cuál es el motivo por el que estos dos amigos se separaron por tanto tiempo?

“Yo quería hablar de la lealtad frente a la amistad, de cómo una persona puede estar toda su vida atada a alguien que no necesariamente es un familiar, sino alguien que es un compañero de vida” afirma el director, quien plantea en su trabajo artístico una constante reflexión sobre la familia, la sociedad y las relaciones, pero siempre con la necesidad de explorar nuevos lenguajes, temáticas y formas de contar; Paisaje Fracturado mantiene elementos característicos del trabajo de la compañía como la inmersión del espectador en espacios no convencionales, el hiperrealismo y el tiempo real.

El montaje nace después de un viaje a través de la obra “El último encuentro” de Sándor Márai, en una versión libre para teatro con textos originales de Jorge Hugo que la convierte en una historia local y muy propia, donde la palabra toma un papel fundamental, ambientada en el ático de una antigua casa donde los objetos nos hablan de personajes que ya no están.