Viernes, 09 de Enero de 2015
Sábado, 26 de Enero de 2008

Sos lo que querés

"Ponete de espaldas con las piernas muy juntas. Usa la mano izquierda para tirar la parte de arriba de tus genitales y usa la mano derecha para tocar el clítoris".  Estas indicaciones sobre como masturbarse podrían ser perfectamente puestas en boca de Alessandra Rampolla, la sexóloga televisiva. Pero no. Son las que se recitan y ejecutan, entre otras, en Mujeres en el baño, de Mariela Asensio, la primera entrega de una trilogía sobre mujeres, titulada: Mujeres en 3D.

Mujeres en el baño

Como bien indica su título, la obra es consumada en un baño, que podría ser de una disco o un restó cool a lo Palermo Soho, Hollywood o lo que les parezca más fashion. En este espacio de aseo con luces de neón fluorescentes se despliega un mundo femenino atravesado por diversas historias encarnadas en seis mujeres. Ellas manifiestan sus deseos, muestran su mundo cotidiano sin pudor y dejan  poco a poco caer la máscara para desnudarse y mostrar sus obsesiones y su dolor oculto sin caer en la tragedia.

Estas mujeres se presentan mostrando sus cuerpos en culote, corpiños y coloridas prendas. Al unísono enumeran la cantidad de cosas que podríamos hacer en un baño: desde cambiarnos la toallita, masturbarnos, limpiar el inodoro o vomitar. Así queda respondida de sopetón y para dejar tranquilos a los hombres a la pregunta llena de fantasía sobre ¿qué es lo que hacen las mujeres en el baño?

La propuesta se presenta como una especie de comedia musical del off. Diversos manifiestos y situaciones se superponen con canciones interpretadas y bailadas en vivo por las actrices. Desde un reggeaton feminista hasta una versión libre de La Isla Bonita, uno de los hits de Madonna más recordados de los 80´s, aquí con charango incluído. Además, no podía faltar la tan mentada utilización del micrófono (ya marca registrada si no me equivoco desde Open House para adelante) amplificando estas partes cantadas, instrumentales o recitadas.

Mariela Asensio, elige realizar un recorte entre una variedad infinita de posibles problemáticas y miradas sobre el universo femenino. En esta primera entrega, hurga en elementos cotidianos sobre la belleza y la sexualidad de las señoritas intentando avanzar hacia un lugar tal vez más profundo. Es decir, la puesta pretende ir de la máscara de la comedia hasta desvanecerla, sacando a la luz así sus aristas más oscuras. Va desde del estereotipo femenino para desgarrarlo. Pero es justamente en este punto donde todavía se encuentra a medio camino, el estereotipo logra tener más contundencia que su intención de derrumbe, estancándose sin poder pasar hacia otro plano -avanzado el espectáculo-. Un plano tal vez más crítico, teniendo en cuenta su intención feminista. O simplemente dejando fluir y que podamos reírnos irónicamente de lo que somos o de cómo desean que seamos.

La obra encuentra momentos brillantes y sumamente creativos y jugados. La música original, las coreografías,  la escenografía e iluminación son eficaces y aportan vuelo a este mundo que sugiere escenas delirantes y de alto voltaje. Las canciones en vivo solistas o corales, acompañadas por instrumentos tocados por las mismas actrices, son originales y técnicamente rigurosas.

Asensio dirige exquisitamente a estas actrices elegidas en un casting: Leticia Torres, Carolina Tejeda, Raquel Ameri, Cecilia Rainero, Eugenia Iturbe y Josefina Lamarre.  Ellas cantan, bailan, manifiestan. Explotan de energía y juegan a fondo con la propuesta. Así la potencian. Rompiendo la cuarta pared, la mirada hacia público es constante, se instala como código dejando sin efecto un posible diálogo entre las intérpretes. Esta elección acentúa la posibilidad de constituirse en diferentes aristas de una misma mujer. Cada manifiesto, cada mirada, cada acción es hacia el público. La intimidad que propone el universo del baño se manifiesta hacia afuera. Esta intimidad vuelta hacia el espectador no incomoda, sólo lo invita a ser partícipe de ese mundo. Ser mirados nosotros con lo que ellas provocan y no al revés como suele hacerse con la mujer volviéndola así objeto. Aquí, son miradas que nos hacen mirarnos en sus actos privados.

Publicado en: Críticas

Comentarios





e-planning ad