Se nos murió el tatita

Se nos murió el Tatita se replantea cómo es la vida cuando “no se crece en la libertad”. Ellas, se vuelven conscientes de que han entregado sus vidas a su padre y esto las ha hecho vivir puertas adentro. El encierro las hizo capaces de cualquier cosa y no perderán la oportunidad de acechar a quien atraviese su puerta y les permita ilusionarse con recuperar esa vida que se les pasó.
La irrupción de un hombre es la que detona el conflicto. Aquí comienza la segunda etapa de la historia en la que “aparece el pretendiente de la juventud de una de ellas ¿Qué pasara entre este pasado que vuelve y ellas en un presente ya grandes?”.
Así, se ponen de manifiesto las represiones y tabúes de Mecha y Tina, “dos mujeres sin estrenar”, que buscarán liberar lo que no pudieron de jóvenes.

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