Como si nada hiciera falta

MADELEINE y NIKOLAY han estado privados del mundo exterior por determinación de sus padres, durante sus 25 años de vida. Lo que creen conocer del mundo se los han proporcionado los libros y la experiencia vivencial de sus progenitores. Han desarrollado hasta puntos inimaginables su intelecto, exceptuando su capacidad emocional; no saben cómo comportarse socialmente con la otredad, como reaccionar a cosas simples, y mucho menos han desarrollado su sexualidad. La llegada de un silencioso PODADOR DE ARBUSTOS, será la primera persona con la que ellos tendrán un contacto, aparte de sus padres. Este sujeto irrumpirá de manera radical su escuálida cotidianidad.

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