Frankie (de los fragmentos a la unidad)

Utilizando como disparador la historia de Frankenstein, la pieza aborda la leyenda desde una mirada particular. Sugiere una lectura contemporánea. Enfoca cuestiones como la corrupción, la manipulación de las personas –por parte de aquellos que ostentan el poder- y la deshumanización de las relaciones, producto de la crisis de valores que padecemos. A diferencia de los habituales abordajes de la leyenda, en éste la mirada se orienta, no solo al descontrol del científico y su proyecto, sino además a cierta complicidad del medio. La pieza desnuda cómo se establecen diferentes relaciones de poder. Víctor Frankestein en este caso no trabaja con muertos, sino que lo hace con seres vivos. Obtiene las partes del cuerpo que necesita a cambio de favores. Esto es posible porque Víctor (el científico) está protegido por una poderosa estructura interesada en sostener su proyecto. Dice Diego Cazabat, el director: "La trama se narra a partir de una puesta de gran precisión. Son cinco los actores a través de los cuales se cuenta la historia. Entran y salen de las situaciones planteadas, estableciéndose, de manera clara, un plano en el que se desarrolla la ficción, y otro que sostiene y complementa al primero. En éste se encuentran los actores despojados de todo personaje. La música y sonidos del espectáculo, ejecutada en vivo con guitarras, violín y elementos de percusión, surge de ese nivel (el de los actores) constituyendo una concepción escénica y un lenguaje singular cercano a lo épico. Es precisamente esta concepción y lenguaje lo que permite que la historia se cuente de manera clara, definida y dinámica".
3 Histórico de funciones
2 Notas en los medios